jueves, 17 de junio de 2010

Nuevos padres quieren ser más que sólo un sostén familia: sondeo

Nota de El Universal.

BOSTON (Reuters) - Los padres primerizos de hoy en día no sólo saborean la primera sonrisa, pasos y risas de sus bebés.

También obtienen mayor respeto y responsabilidades en el lugar de trabajo por ser nuevos padres, según un estudio publicado por el Boston College Center for Work & Family.

Durante conversaciones con 33 padres primerizos, los especialistas investigaron cómo esos hombres profesionales logran un equilibrio entre trabajo y familia que pudo ser esquivo para sus propios padres una generación atrás, cuando ser el soporte de la familia a menudo significaba perderse momentos cruciales de la niñez.

"Con estos jóvenes, ellos no quieren perderse esas experiencias", dijo Brad Harrington, un profesor investigador de Carroll School of Management en Boston College y director ejecutivo del centro que patrocinó el estudio.

La investigación "El Nuevo Padre: Explorando la Paternidad al interior de un Contexto Profesional" fue compilada durante un año por Harrington, Fred Van Deusen, un investigador asociado de Boston College, y la profesora de la Northeastern University Jamie Ladge.

El estudio de Ladge del 2007 sobre madres primerizas reingresando al trabajo inspiró esta nueva mirada al rol paterno en la casa y la oficina, dijeron los investigadores.

Con casi el 50 por ciento de la fuerza laboral estadounidense conformada actualmente por mujeres, y cerca del 60 por cuento de todos los grados de licenciatura y maestrías estadounidenses obtenidos por mujeres, Harrington dijo que la dinámica cambiante de mujeres en el lugar de trabajo afecta al comportamiento de los hombres en su papel parental.

Las personas jóvenes, especialmente los nuevos padres, están redefiniendo lo que significa ser exitoso y feliz, indicó Harrington.

Una sólida trayectoria ya no es el único factor, señaló el especialista. Ser un padre práctico también está entre las prioridades de la lista.

Los padres primerizos entrevistados para el estudio dijeron que la mayoría de sus supervisores apoyaban su necesidad de flexibilidad mientras se adaptaban a una nueva rutina en casa.

También señalaron que disfrutaban de una mejor reputación en el trabajo a ojos de sus colegas, dado su nuevo rol parental.

Los investigadores también encontraron que la mayoría de los padres jóvenes siguen buscando coordinarse en casa con sus esposas, que también trabajan.

Los padres de hoy en día, y particularmente los encuestados "tienen un interés en ser más que un sostén que no interviene", dijo Harrington.

La mayoría de los 33 padres en la encuesta vieron a sus propias madres interrumpir sus carreras para manejar la casa y la familia, pero no esperan que sus esposas hagan el mismo receso, declaró.

Esto implica encontrar un equilibrio con sus esposas, igualmente ambiciosas y mentalizadas en sus carreras, cuando se refiere a actividades como ocupar el automóvil, rituales nocturnos y cocinar.

Harrington dijo que no notó una división estereotípica por géneros de los deberes relacionados con los niños entre los participantes de la encuesta.

lunes, 7 de junio de 2010

Born Strong, Live Strong

http://superconsciousness.com/topics/knowledge/born-strong-live-strong

Buckingham argues that the Strength Movement is not about changing people, but helping them to become more of who they already are. “Guided by the belief that good is the opposite of bad, mankind has, for centuries, pursued its fixation with fault and failing. Doctors have studied disease in order to learn about health. Psychologists have investigated sadness in order to learn about joy. Therapists have looked into the causes of divorce in order to learn about happy marriage. And in school and workplaces around the world, each one of us has been encouraged to identify, analyze, and correct our weaknesses in order to become strong. This advice is well intended but misguided. Faults and failings deserve study, but they reveal little about strengths,” he states. Strengths, just like health and joy, have their own patterns.

He should know: “After years of researching and studying strengths, I look around and see that we still live in a world that is obsessed with remedying weaknesses. There is no place where this is more disconcerting than in our schools. Most people end up reaching adulthood with no idea of what their strengths might be; but they are painfully aware of their failings.”**

Buckingham was a senior vice president of The Gallup Organization for seventeen years and while there pioneered the research that led him to understand the special quality each of us are born with – ourStrengths – our natural passions and unique capabilities. “Learning to identify them, describe them, apply them, practice them and refine them is at the heart of the “strengths movement.”

In 2006, he was invited by a group of students to visit their private school so they could show him how they were integrating a “strengths-based” program. What he found was that the entire organization was set up to build on the strengths of both students and teachers. Buckingham states that the school was “quite unlike any school I had ever encountered, and the Head of School, Jenifer Fox, is determined to ensure that the success her students experienced transcends their New Jersey campus.” As a parent of young children, Buckingham continues to be a strong proponent for changing the landscape from one that focuses on deficiency to one based on encouraging and developing a student’s innate strengths.

Marcus Buckingham has dedicated his career to helping individuals discover and capitalize on their personal strengths. He persuasively argues that people are dramatically more effective, fulfilled and successful when they are able to focus on the best of themselves. While at The Gallup Organization, Buckingham studied the world’s best managers and organizations to investigate what drives great performance. His research laid the foundation for a string of New York Times best-selling books that use empirical data to challenge preconceptions about achievement. First, Break All the Rules(co-authored with Curt Coffman) kicked things off in 1999, followed by Now, Discover Your Strengths (co-authored with Donald Clifton, 2001), The One Thing You Need to Know(2005), Go Put Your Strengths to Work (2007) and The Truth About You (2008). Buckingham’s latest book, Find Your Strongest Life: What the World’s Happiest and Most Successful Women Do Differently, was inspired by the overwhelming response to his appearance on “The Oprah Winfrey Show.”

** From Marcus Buckingham’s Forward in Your Child’s Strengths, by Jenifer Fox. © 2008 Viking/Penguin Group.

viernes, 5 de marzo de 2010

Artículo aparecido en El Universal, 5 de marzo de 2010.


TOLUCA. La directora del Instituto de Atención a Víctimas del Delito, Rosa Maríal, aseguró que cada día aumentan los casos de chicas que intimidan, controlan e incluso maltratan a sus novios, utilizando para ellos diversos mecanismos de presión Psicológica y herramientas tecnológicas como el celular y el internet. Se trata principalmente de chicas de entre 12 y 18 años de edad, pero sobre todo de adolescentes que cursan algún semestre de la educación media superior, informó la especialista en temas de violencia intrafamiliar. Señaló que si bien sigue siendo mayor el número de chicas que son víctimas de violencia en el noviazgo, los casos a la inversa van en aumento. (María Teresa Montaño)

jueves, 28 de mayo de 2009

Tendencia al enojo y al miedo en hombres y mujeres.

Artículo de Lydia Cacho en El Universal, 28 de mayo 2009

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/78421.html

Un novedoso experimento llevado a cabo por científicos de la Universidad Carnegie Mellon, sobre cómo reaccionan las sociedades en situación de guerra, violencia social y terrorismo, revela el poder del enojo y del miedo para seguir adelante. Pero la reacción es diametralmente opuesta dependiendo del sentimiento que predomine: ya sea enojo, ya sea temor. La doctora Jennifer Lerner asegura que las personas que experimentan enojo ante la violencia y los abusos del poder son siempre más optimistas, pero más egoístas. Quienes se enojan suelen aprobar las políticas públicas más violentas e impositivas. Las dictaduras son producto de una sociedad iracunda, sin herramientas para manejar el conflicto.

En cambio, quienes se ven a sí mismos como menos vulnerables y no se enojan ante las injusticias tienden a apoyar a su prójimo consistentemente, aunque arriesgándose sin medir el peligro adecuadamente.

Los hombres en su mayoría experimentan más rabia que las mujeres (en proporción de siete a tres). Ellas sienten más miedo y buscan cohesión social para protegerse mutuamente. Las personas más informadas que experimentan mayor índice ya sea de rabia o de miedo son menos vulnerables al peligro que quienes ignoran las noticias.

Quienes experimentan desasosiego y lo expresan son en su mayoría mujeres. Mientras la mayoría de hombres son más optimistas. La promoción de mayor violencia militar es eminentemente masculina. Baruch Fischhoff, experto en decisiones sociales, asegura que en la medida en que las sociedades que enfrentan violencia generalizada (como México) no revisen su estado emocional y cómo éste influye en sus decisiones sobre política y economía, difícilmente pueden mejorar sus niveles de estrés y tomar las decisiones apropiadas para el futuro.
El estudio indica que quienes luego de ver noticias de violencia reaccionan con miedo tienden a tomar más precauciones personales y familiares; quienes experimentan miedo tienden a buscar negociaciones de conflictos más justas y buenas para las mayorías.

domingo, 24 de mayo de 2009

El nacimiento de un hijo.

Ayer nació la hija de Osvaldo, querido amigo mío desde la Universidad. Hace unos años, yo era el "raro" del grupo de amigos, porque fui el primero en vivir en pareja y después en tener familia propia. Ahora, los "raros" van siendo los que aun no lo hacen.

Inevitablemente, el nacimiento de Regina me hizo recordar las ocasiones en que han nacido mis hijos. Hace algunos años leí (y después comprobé) que la forma en que se "instala" el instinto paternal es muy diferente en varones que en mujeres.

La mujer comienza a cambiar desde el momento en que confirma sus sospechas de embarazo. El cambio en su mirada se adelanta a la transformación de su cuerpo. Los mareos, vómitos y antojos son preludio del ensanchamiento de caderas y pechos. Hacia el final del embarazo, las pataditas del bebé son recuerdo -intermitente y perenne al mismo tiempo- de la inminencia del nacimiento. Las estrías marcan el cuerpo de la mamá, con cicatrices de experiencia y amor.

Los hombres somos ajenos al vínculo tan profundo que nuestras compañeras crean con su (nuestro) hijo.

Sí, compramos la prueba de embarazo y experimentamos las emociones de ver que "salió azul" (como nuestra cara). Sí, algo dentro de nosotros nos impulsa a volvernos "más productivos", a salir a "cazar" (perdón, ganar) más dinero. Sí, vamos al ginecólogo y videograbamos religiosamente las sesiones y guardamos las "fotos" del chamaquito. Sí, salimos en la madrugada por el chocolate con chile que se antojó, o preparamos el sandwich de plátano con mermelada. Sí, incluso habremos derramado una lágrima ante la inefabilidad del milagro de la vida... pero es un milagro que está "allá", no "aquí". Es la misma inefabilidad de ver un arco iris: hermoso, pero externo.

Ahora sé que el vínculo padre-hijo es POST-PARTO. Es entonces cuando cambia nuestra alma. No nos hemos convertido en padres, sino hasta que cargamos por vez primera a nuestro hijo. Es más, creo que es en ese momento en que nos embarazamos... pero "damos a luz" como padres unas semanas después, cuando esa personita TE SONRÍE E INTERACTÚA CONTIGO POR VEZ PRIMERA.

Tal vez suene extraño, frío o "anti-romántico", pero creo que el vínculo padre-hijo no es natural: debe ser construído. Cambiar pañales y ropa, hacer cosquillas, acariciarlo, hablarle. Nuestro embarazo es significativamente más rápido: dos a cuatro semanas, y entonces "esa personita" que estaba en el cunero del hospital se convierte, mágica y súbitamente, en tu razón de ser, en tu vida, en tu motivo.

Es entonces cuando comprendemos a nuestras mujeres. Es entonces cuando asistimos al Milagro de la Creación: una creación que, como las demás creaciones masculinas, logramos con cosas que "ya están". No nos es dado crear vida "de la nada"; pero sí que tenemos el instinto de crear el vínculo con nuestro hijo.

Ojalá todos los hombres supiéramos esto. Ojalá todos los hombres nos "embarazáramos" de nuestros hijos YA NACIDOS. Nada ni nadie me hubiera podido impedir ser un padre para Luis Roberto.

Nadie excepto yo.

Más adelante, hablaré sobre mi experiencia de ser padre de un varón y ser padre de una nena.

lunes, 11 de mayo de 2009

En busca de LOS HOMBRES

Ser Hombre.

Hubo un tiempo en que los Hombres sabíamos lo que era la Masculinidad, y estábamos orgullosos de llamarnos Hombres.

Siempre hemos sabido que nacemos de la Belleza y la Fuerza Creadora de la Mujer. Pero también solíamos pensar que la nuestra, la Masculina, era una Fuerza igual de poderosa, trascendente y necesaria.

Cada cierto tiempo, los Hombres de una comunidad "raptaban" a sus propios hijos adolescentes, y pasaban días con ellos enseñándoles lo que era SER HOMBRE. Sabíamos que UN HOMBRE DEBE SER PARIDO DOS VECES: PRIMERO POR UNA MUJER, Y LUEGO POR OTROS HOMBRES.

En mi adolescencia, esperé que los Hombres vinieran por mí y me enseñaran a ser un Hombre completo... pero los Hombres nunca vinieron por mí. Ciertamente no vino mi padre, ni mi abuelo, ni mi tío, ni algún amigo (no tengo hermanos). Tal vez porque nadie llegó por ellos en su momento.

Lo único que percibía alrededor, cuando veía a los Hombres de mi familia, era VERGÜENZA. Ser Hombre era intrínsecamente malo. El hombre "es" violador, macho, misógino, chauvinista, violento, patriarcal, sometedor, golpeador, abusador. Los hombres eran los causantes de la guerra, del hambre, del sometimiento femenino, de la contaminación, de la proliferación nuclear.

Llegué a odiar ser Hombre. A pensar que la Mujer era mejor, y que estábamos condenados: si ser Hombre es intrínsecamente malo, ¿cómo podría yo salvarme?

Si los Hombres no vinieron por mí, es justo decir que mi Alma conservaba la sed. La vergüenza, de muchas maneras, no se sentía "bien". No era correcta. Así que fui YO quien BUSQUÉ A LOS HOMBRES.

Este pretende ser la bitácora de mi Viaje.

*Fernando.

Entrada publicada originalmente el 11 de octubre de 2005.

Artículo "El Sexódromo"

Publicada originalmente el 11 de octubre de 2005.

El siguiente es un extracto de un artículo que apareció en el diario "Milenio" de México, el 8 de octubre de 2005, escrito por Verónica Maza en su columna "El Sexódromo". Intentaré ir agregando mis comentarios.

Puedes ver la columna completa en http://www.milenio.com/historial/nota.asp?p=sexodromo&v=0&idc=492604

El artículo comenta una plática que ofrecería el Dr. César Velasco Téllez --médico cirujano, psiquiatra, terapeuta sexual y de pareja-- durante la III Conferencia Médica Nacional Lilly-Icos, que se enfocó en salud sexual, y a la cual asistió la autora. Los extractos de la columna estarán destacados en color azul.

"El cromosoma Y sólo tiene 25 genes, mientras que el X tiene hasta 1,500. Hay uno de esos genes que es el que, más o menos en la novena semana de formación del bebé en el vientre materno, produce la testosterona, la hormona que se encarga de la formación de los testículos (...) Como dice el doctor César, en el momento en que hay testosterona, el cerebro se estructura distinto y con eso todo lo demás."

Aprovecho este párrafo para hacer mi primer declaración personal sobre la Masculinidad: Parto del hecho de que hombres y mujeres somos biológica, física, emocional, mental y espiritualmente diferentes. La noción ochentera de que los hombres somos escencialmente iguales, y que ser mujer o ser hombre es asunto de socialización ESTÁ TOTALMENTE REBASADA. Se ha comprobado sin lugar a dudas que es una mentira: los hombres y las mujeres somos diferentes desde la novena semana de gestación, y aquí el Dr. Velasco lo ratifica. Con respecto a las diferencias emocionales, mentales y espirituales, ya habrá ocasión de escribir más adelante.

Para poner más clara mi postura: un hombre o una mujer NACEN diferentes, no "se hacen" diferentes debido a "la cultura", a "la socialización" o a lo que le enseñan los papás a sus hijos e hijas. La cultura, entonces, no hace más que reafirmar (bueno... al menos lo había hecho hasta hace unos pocos años) las diferencias naturales entre los géneros.

Y aquí viene una implicación importante desde mi punto de vista: Si las diferencias son naturales, es natural apoyarlas. Para mí, la "igualdad de los sexos" (que no la igualdad de DERECHOS entre ellos) es, para decirlo bonito, anti-natural.

Ya compartiré después algunos descubrimientos con respecto a lo que he encontrado sobre las diferencias naturales entre hombres y mujeres, y el papel de la testosterona (o su ausencia) en nuestras conductas.

"La sexualidad reafirma en ellos la masculinidad. “Puedo tener relaciones sexuales y por lo tanto soy hombre”, dicen. "

No sé si calificar esta afirmación como falsa o como verdadera. Lamentablemente, la sociedad nos ha llevado a pensar que, efectivamente, nuestra Masculinidad está en "lo que hacemos y cómo lo hacemos", cuando creo que la Energía Masculina es otra cosa totalmente diferente. Pero... ¿no te resulta triste pensar que esta afirmación sea cierta?

¿Qué es lo que hace a un Hombre? Si tener sexo es igual a ser hombre, ¿entre más sexo tenga más hombre soy? ¿Los días en que no tengo sexo con alguien, ese día no fui hombre?

"Un punto interesante que a veces a las damas nos cuesta trabajo entender: “A veces, el sexo es para los hombres una muestra de afecto. En ciertas ocasiones es la mejor manera que tenemos para decirle a una mujer que la queremos —señala César Velasco— , por eso es que los hombres intentan arreglar las broncas teniendo relaciones sexuales: es su manera de decir ‘lo siento, me equivoqué, sí te quiero’. Pero a los hombres, a la vez, nos da miedo la intimidad. Claro, si está aderezada por la sexualidad nos resulta más fácil el acercamiento."

No lo había pensado así... pero puede ser cierto... también es un hecho que las mujeres son mucho más hábiles que los hombres con el lenguaje, debido a un cuerpo calloso más desarrollado (el cuerpo calloso es una estructura que conecta los dos hemisferios cerebrales, y es más grueso en la mujer; en el hombre, el inicio de producción de testosterona inhibe el desarrollo de esta estructura desde la novena semana; la mujer, al no producir testosterona, continúa desarrollando su cuerpo calloso).

Los hombres somos, entonces, menos orientados a la palabra y más orientados a la acción... Sí... puede ser entonces que una forma "mejor" (desde nuestra perspectiva) de disculparnos sea "actuar" (mostrarle que la amamos) en lugar de "hablar" (pedir disculpas).

“En las mujeres cambia la jerarquía: el sexo es el mejor medio para tener intimidad. Es necesario para sentirse querida. Una de las principales quejas de las parejas de los hombres con problemas de erección es que ya no hay amor o que él ya no la quiere, no le gusta. Es atractiva porque él le sigue haciendo el amor. De lo contrario podría ser su hermana o su mamá. El sexo también reafirma la femineidad.”

También he aquí un lastre cultural para las mujeres. "Si no me toca, entonces ya no me quiere; luego entonces, debo hacer lo necesario para que me siga tocando; o sea, que me siga queriendo." He notado que en las mujeres sí existe esa tendencia a igualar sexo con cariño, y frialdad sexual con un "ya no me quiere".

"Anoche, durante el festejo del segundo aniversario de Cialis, uno de los tres medicamentos que hay en el mercado para la disfunción, me quedó claro que los hombres que recuperan su erección recuperan también su masculinidad, su forma de ser, el deseo de vivir."

¡Otra vez la burra al trigo! Sigo pensando que ser Hombre no es "externo", sino INTERNO. Creo que esta afirmación es cierta para muchos hombres... pero es justo eso lo que me ha llevado a buscar un modelo diferente de Masculinidad de lo que dicta "la cultura". Personalmente, como Hombre, me declaro en contra de que pretendan "medir" mi Masculinidad con cosas como cuántas mujeres me he cogido, o cuántas veces tengo sexo a la semana, o cuánto dinero gano, o qué tan grande es mi pene.

¿Qué opinas?